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.Un ángel había llegado, al menos para Akiyama era así, en ese instante podría jurar que sus ojos brillaban de emoción ante su salvador, parecía un niño frente a si héroe y ese pensamiento le hizo sonreír ligeramente, ese muchacho que llevaba por nombre André le había salvado, en sus adentros suspiró de alivio y también continuaba con su regaño para si,<<debo dejar de ser tan bueno, dejar de animar a las personas y más que nada aprender a cortar conversaciones ¡Akiyama! ¡Tu y tu manía por no hacer sentir mal a las personas! Aunque eso no es malo ¿verdad? Mejor dejó de pensar en eso>> se dió una bofetada mental.
-Etto... cla-claro- sonrió -lamento que deba irme, pero trabajo es trabajo-
- no se preocupen por mi muchachos, el trabajo es importante... ya veremos otro momento para continuar con nuestra conversación- el hombre se levantó y dejó solos a ambos chicos.
Una vez Aki pudo comprobar que aquel cliente estuviera algo lejos de su mesa giró a ver el rostro de André.
-Gracias, André llegó en el momento justo- sonrió amablemente. -creo que debería de dejar de animar a las personas- susurró -pero no puedo verles desanimados- sacudió su cabeza sólo un poco -te debo una, cualquier cosa que necesites no dudes en pedirme ayuda, con gusto lo haré- dicho eso dió por terminado el tema.
-creo que no nos presentaron formalmente, aunque si lo hicieron no logro recordarlo- se detuvo un momento -aún así... mi nombre es Toriyama Akiyama, aunque puedes llamarme Aki- hizo una pequeña reverencia y luego le tendió la mano. -y déjame decirte que me encantaría ser tu amigo formalmente- bajó la mirada.
-lo siento, creo que hablo demasiado- se mordió el labio inferior con cierta pena.
-cierto las fichas... debemos ver que las fichas estén correctas- alzó la mirada y se rascó la mejilla mientras cerraba su ojo derecho.
-¿empezamos por las tuyas o por las mías?-
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André.
Parpadeo ligeramente, ese joven se le hacia extremadamente raro pero, a la vez, le hacia mucha gracia. Quiso reír un poco pero considero que si hacia eso podría tomarse como una falta de respeto y no era eso lo que buscaba bajo ningún motivo, solo esperaba contener la risa ya que, con las acciones de su compañero, sentía unas inmensas ganas de soltar alguna que otra risa pero debía de ser serio, por ello se caracterizaba el chico,
-Me llamo André Leduc pero con André esta bien, hasta hay gente que solo me llama An, así que como prefieras llamarme, no me molesta.
Miro al chico, al parecer estaba un tanto perdido en ese momento, quizás el haberle ayudado le había tomado de improvisto, si era así era un chico realmente extraño, aunque los empleados del casino no se conocieran los unos a los otros, o solo de oído se conociera el nombre, lo normal era ayudarse ya que en cualquier momento se podría necesitar así mismo una ayuda.
-Ya que estamos en tu mesa mejor comencemos con el recuento de las tuyas, ¿no crees que es lo más sencillo- esta vez si que André no pudo evitar reír un poco, ese chico era de lo que no había, siendo sincero había comenzado bastante bien con el joven de extraños ojos, hacerle reír no era muy común y él lo había logrado.
Michele.
Reglas, bien era sabido que Michele no era muy dado a seguir las reglas, le parecían una perdida de tiempo total pero había algunas que si que merecían la pena seguirlas, el joven de rojos cabellos siempre trataba de seguir las normas del casino, era el único sitio donde si que se había sentido tranquilo y el cual sentía como si de un hogar se tratara.
-Hay ciertas reglas que hay que seguir, si, pero mientras se siga la más importante el resto, bueno, siempre se puede hacer la vista gorda de vez en cuando- fue la respuesta del joven, el cual solo suspiro con un poco de pesadez y miro al lugar donde estaban las mesas, en poco debía de volver ya que comenzarían a llegar en nada y los que ya habían entrado y estaban tomando unas copas para después ir a apostar no tardarían mucho más en terminar -De todas formas, ¿tú que opinas, Alex? ¿Cuales crees que son las más importantes a seguir? Seguro que tu también haces la vista gorda de vez en cuando- a Michele ese chico le parecía bastante rigido a la hora de acatar y hacer que el resto acatase las normas pero, quien sabe, quizás estaba equivocado respecto a eso y al chico también le gustaba saltarselas de vez en cuando.SPOILER (click to view)Hola chic@s, hasta el 5 no aparerecero mucho por el foro, lamento las molestías.. -
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Aquel hombre, le agarraba con semejante fuerza el cuello de la camisa que ya estaba resultando doloroso, sin embargo, nadie hacía nada, y tan solo era el joven quien se removía inquieto, entre risas tartamudas las cuales ya desconocía si eran por el absurdo del momento o el dolor mal canalizado. Para su suerte, después de unos minutos de vociferar y violentar, hubo un buen samaritano, los motivos que tuviera a Tobías le daban igual siempre que le salvara el pellejo. Antes de que el hombre siguiera con la discusión, pasándola a un tercer plano con aquel tipo que lo acababa de salvar, los guardias llegaron a la escena y se lo llevaron, agarrado de muñecas y nuca.
Inmediatamente, el adolescente llevaba una mano a su cuello, dolorido y se incorporaba, una sonrisa de medio lado surcaba sus labios aún, y la zurda iba directa a sus lumbares, donde, al ser tirado sobre la mesa, muchas de las fichas se habían clavado. Siseó de dolor, no destacaba en fuerza en el colegio, tampoco sus dotes en la gimnasia, era un adolescente promedio, y por tanto, su cuerpo se amorataba como el de cualquier otro. El muchachito de ojos claros, no en vano, fue atraído por la risa fanfarrona, galante y ronca del azabache que lo había "ayudado", lo con recato, divertido por igual, pero en silencio, escuchaba con atención las palabras del contrario, moviendo sus pies bajo la mesa y agarrando sus manos a los bordes de esta, cual niño de tres años.
Tobías alzó las cejas, ¿acababa de escuchar lo que creía? Se inclinó incrédulo hacia el hombre, dejando de mover sus pies, y tomando el pañuelo que caía sobre él sorpresivo, observando su nívea textura y si éste poseía las iniciales de su dueño, lo pasó sobre la herida que le acababan de hacer, sintiendo el dolor y la sangre de su boca.
—Gracias —susurraba sin palabras, para luego añadir—; Lo siento, no ocurrirá dos veces —hizo su mejor mueca de joven arrepentido, pareciendo mucho más dócil de lo que realmente era, y acto seguido curioseó a su salvador, por supuesto, era mayor que él, con diferencia, también parecía más serio, estricto por así decirlo. Pero, por sobre todas las cosas, era atractivo, y Tobías, a pesar que de closet, no dejaba de ser gay.
Alguien carraspeó de fondo, era el croupier encargado de la mesa, oh, cierto, estaba sobre ella, de un salto se bajó, tomando todas las fichas, las cuales casi rebosaban de sus bolsillos, por no decir que no atinaban a caber y se caían de forma caricaturesca de estos. ¿Qué hacía un niño con tanta fortuna? No, no podía con todo ello, quizá era debido a aquello por lo que el señor de antes se había enfadado, acababa de perder montones de monedas. Tobías entornó su rostro magullado hacia el de ojos bicolor, su pómulo había adoptado un fuerte color rojizo.
—Tienes una voz muy intimidante, papá —murmuró, irónico, porque antes le había tratado como si de su propio hijo se tratase—. Ahora, ¿puedes ayudarme con estas fichas? Prometo que puedo compensarte si lo haces, dicen que soy muy divertido —trató de sonreír, pero inmediatamente, una punzada de escozor acudió a su mejilla, obligándole a gemir y llevar una mano sobre el núcleo del dolor—. Es más, ¿qué digo? Ya te debo un favor por haberme ayudado... —estaba en una encrucijada, solo sabía pagar con sexo a la gente, pero siempre era a la gente que se mostraba interesada en el asunto, ahora debía un favor y no consistía en besar o aferrarse a otra persona.SPOILER (click to view)Disculpad la demora en responder, estos días han sido más bien dedicados a la familia y demás.
^^. -
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Aquel sujeto que había ayudado se compuso un poco, se sentó en la mesa de poker mientras miraba expectante a Jacob. –Gracias.. Lo siento, no volverá a ocurrir 2 veces– Le dijo arrepentido, Al verlo el pelinegro se olvido por un momento a que se debía su enojo, pero, no tardo mucho en recordarlo….
Ante él, una escena digna de una comedia ocurría, el chico intentaba meter todas las fichas en sus bolsillos sin resultado alguno, haciendo que cayeran al piso. – Per favore… – exclamo en voz baja mirando hacia arriba, intento justificarlo, tal vez el golpe lo haya dejado un poco despistado para no darse cuenta que la excesiva cantidad de fichas no le cabrían en sus bolsillos. Y… hablando de eso… ¿Cuanto dinero gano ese chico? Jacob miro a su alrededor para ver todas las fichas pero antes de poder calcular aunque sea un aproximado una vocecilla lo interrumpió.
– Tienes una voz muy intimidate, papá – la voz irónica del chico hizo que el empresario frunciera un poco el ceño de descontento, pero rápidamente cambio a su cara habitual.
– Ahora, ¿puedes ayudarme con estas fichas? – Antes de que el joven continuase Jacob ya estaba en el piso recogiendo las fichas a su manera. En ese momento peso que la forma más apropiada para levantarlas seria en orden descendiente, así que empezó a agarrar las de mayo valor y del mismo color, ignorando las demás aun si estaban a lado de estas. El joven chico siguió hablando, Jacob lo escuchaba atento pero no respondió, solo se limitaba a recoger las fichas apilándolas ordenadamente en la mesa, así prosiguió con las siguientes hasta que por fin el orden apareció en ese lado del casino. Sin más el joven se levanto y se acerco al chico, lo miro de pies a cabeza, la pelea lo había dejado tan desprolijo… No podía quedarse así, No frente a él.
Empezó a acomodarle su camisa – No me debes nada... – Ayudar a levantar las fichas era algo que lo beneficiaba más a él que a otra persona. Mientras más rápido se iba el desorden podía descansar en paz y él lo sabia bien. – De veras… Por lo menos esto no me lo debes... – Prosiguió acomodando el cuello de la prenda. Para él era de lo más normal arreglar a sus empleados cuando iban desaliñados y aunque no sabia como iba a reaccionar el chico le daba igual, no podía verlo de esa forma.
– Tienes que hacer algo con… – señalo su mejilla lastimada – Necesitas desinfectarlo y algo frio para que no se inflame...– pensó por un momento – Tal vez una bebida fría te haga bien… ¿Me acompañas? – Le dijo terminando con una sonrisa santurrona. La verdad era que tenia que volver a la barra para dejar el vaso del BoodyMary pero al mismo tiempo estaba un poco preocupado por el golpe del chico. – Me pregunto como vas a compensar mi ayuda... – termino la frase, recogió el vaso que había dejado en la mesa y empezó a caminar.SPOILER (click to view)TTnTT No sé como lo hice pero sin querer elimine el contenido de mi otra respuesta TTnTT
Gomenasai
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.SPOILER (click to view)Alguien sabe que pasó con mi pareja????
Ese chico había tenido la osadía de dar una respuesta tan poco respetuosa de su paete, pero en efecto no sería como en América, dónde todos lo conocían.
-Déjame decirte una cosa chico... tú estás aquí para servir... se quedó mudo, no importando la acción de aquella mujer, más que nada por cómo le llamó. Eso que tanto había buscado lo encontró justo en un lugar como aquel, pero era imposible para él, ya que ese chico no tenía nada de Nadeshiko. -Decepción tomó el vaso de agua y en su asiento giró para darle la espalda al bartender y mirar lo que le rodeaba, mientras bebia, apreciaba, sonidos de ruletas, monedas, una pelea cerca de la mesa de cartas, en definitiva había sido la peor idea que había tenido. -¿Por qué en mi sano juicio tuve que venir aquí? para ahogar su resaca solo se le ocurría una cosa, más alcohol.
-¡Hey! Sirveme un Coctel Movida, aunque si no hay un Créme de Violette una bebida costosa, que el facilmente podía pagar, así mismo como muchos dentro de aquel lugar, pero su intención no era mantenerse en la barra por todo el día, solo se iba al casino por una razón y era jugar.
Se levantó del lugar y comenzó a caminar hacia la ruleta, no sin antes dar una última indicación. -Si fueras tan amable, podrías llevar esa bebida a la mesa de allá ... por favor naturalmente mencionó aquello de forma sarcástica, replicando a las peticiones del chico.
Mientras caminaba cerca de dónde se había generado una pelea, accidentalmente chocó hombros con un hombre, alto y pelinegro, que para su gusto era perfecto. -My apologize se disculpó ante aquel hombre, guiñando un ojo para él, insinuando un coqueteo, sin embargo la mirada del chico que había recibido un buen golpe en la cara parecía interesado en el hombre de cabellos negros.
Una vez tomó asiento en la mesa señalada no hace más de cinco minutos, un cuchillo traicionero fue clavado cerca de su mano. -¡Oh! esa simple acción hizo que sus hombres aparecieran sacando armas. -¿Eh? no procesaba aquel asunto que lo tomó por sorpresa, miró el mango de aquel cuchillo y sólo así se percató de a quien le pertenecía, esbozó una ligera sonrisa. Un hombre se había acercado a él, de avanzada edad, no muy alto, aproximado un metro setenta, cabello casi cubierto en canas blancas, pero que aún mantenía belleza en él. -¡¡Ivanov!! extendía los brazos para darle un fuerte abrazo. -Gracias por lo del cuchillo, pero a la próxima trata de darme... ¿Teníamos una reunión hoy? era increíble que aquel hombre perteneciente a la mafia Rusa estuviese en el mismo sitio que el lider de la Mafia Americana. -No pensaba que América estuviese en este lugar y para colmo jugando un juego para niños- le invitaba a pasar a la mesa de cartas, justo en la que se había llevado a cabo una pelea recién.
Una vez ambos hombres se sentaron llegaron otros dos más. -Increíble... ¡Italia e India! Quién lo diría... no van a matarme ¿O si?ambos hombres, uno de tez clara y cabellos marrones le sonreía, el otro de tez morena y rasgos hermosos, para él, hacia el mismo gesto. Cada hombre tenía detrás suyo dos hombres que protegían sus espaldas, incluyendolo, después del ataque sus hombres no lo dejarían solo.
-¡Hey! Chico naranja, más bebidas para los caballeros, iguales... por favor nuevamente aquel tono sarcástico apareció sumando una sonrisa burlona.
Edited by kyouya_loveless - 14/1/2018, 10:54. -
Rui y Rei Kagene .
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QUOTEBueno, las reglas son claras :v ya han pasado dos semanas y no hubo ningún mensaje tampoco, por lo que daré un día más para que pueda responder sino, tristemente tendrá que ser eliminada, espero que no haya pasado nada malo sinceramente, el orden podrá retomarse luego
Otro aviso!!!
Hay una nueva integrante en el rol se llama †gizwerg† por ahora no tiene pareja pero ya se acordará :v
Alexei, por un momento se quedó en blanco, cumplir las reglas, eso era algo que había hecho desde que era muy joven, sin embargo era algo que realmente le aburría en demasía, le resultaba mucho más interesante romper las reglas siempre y cuando no pusieran si vida en riesgo no habría problema.
Se quedó en silencio unos momentos más, su mirada se hallaba clavada en algún punto determinado como si fuera lo más interesante del mundo.
-las únicas que debo seguir son mis propias reglas, lo demás no importa- respondió sin más relajado su semblante por completo, algo inusual en él, tal vez en el fondo le agradaba y él no siquiera lo había notado, mentira, sólo que le era difícil aceptar el hecho de que alguien se hubiese ganado su simpatía tan rápido.
-¿Qué me dices Michelle? ¿Tú alguna vez has roto alguna regla?-
Por un instante miró a su alrededor y vió a la gente que caminaba, reía o hablaba entre sí,aquello le resultaba interesante, aún así volteó a ver a su compañero esperando su respuesta con expectativa, sus ojos clavados en los suyos y su semblante ligeramente serio, aunque un poco más liviano a comparación de lo que era comúnmente, con el ceño fruncido ligeramente y sus manos limpiando un vaso con un trapo que había tomado minutos atrás y por primera vez ignorando el bullicio de las máquinas y de toda aquella gente en el casino. -
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Se percató de lo que dijo y por un breve instante se sintió un idiota, más alejó esos pensamientos de su mente.
Parpadeó unos instantes analizando un poco lo que pasó, por lo poco que había podido observar de su compañero era que no acostumbraba a reír, para Aki, era una persona demasiado seria, aún así, le complació el hecho de que riera, aunque sea sólo un poco, por lo que sonrió de una manera casi imperceptible para si mismo.
-Tienes razón, sería demasiado lioso caminar de un lado a otro- mostró una sonrisa algo grande.
-Bien comencemos- tomó las fichas y comenzó con el recuento, aunque sinceramente, de todo si trabajo aquello, por alguna razón se le hacía aburrido, si, también alguien como Akiyama que siempre está contento y alegre también puede aburrirse hasta el punto de bostezar, aunque tampoco lo iba a hacer en el trabajo. En ese instante, se sentía bastante extraño, por primera en vez en toda su larga existencia no sabía cómo empezar una conversación, o bueno continuar la misma, miró de reojo al muchacho que estaba con él, desde un principio le había llamada la atención, en especial el color de ojos que tenía, antes no se había detenido a apreciarlos, pero sin duda para él tenía un color especial.
-Andy...- pausó unos segundos -¿te gusta el pan?- analizó las palabras anteriores y no pudo evitar soltar una pequeña risa.
-olvida lo que dije, es una pregunta demasiado extraña- mantuvo la sonrisa y continuó con su labor.SPOILER (click to view)Es una lástima lo de Arethusa, sería bueno saber que pasó con ella.
Psd: no pude evitar colocar esa pregunta, me causa mucha gracia. -
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André.
Estaba bastante atento a su trabajo hasta que el otro lo llamo Andy, eso si que se le hacia raro, ¿de donde habría sacado ese forma de llamarle? Sin duda Aki era un chico bastante raro, al menos a su parecer. Ya lo que remató que pensase que era sumamente raro fue esa pregunta que le hacía, ¿a quien se le ocurría preguntar a otro si le gustaba el plan, la verdad es que no sabía que decir, se había quedado sumamente extrañado y así lo demostró su expresión.
-La verdad es que si, es un tanto rara, pero supongo que si que me gusta el pan, no se, lo como casi todos los días- expreso con tranquilidad mientras seguía contando las fichas, el joven esperaba que todo fuera bien esa noche, estaba algo preocupado pero era algo habitual,
una vez veía que cada noche una marabunta de personas entraba en el establecimiento se tranquilizaba completamente -Espero que la próxima vez que hablemos no sea porque he tenido que ayudarte- ironizó mientras colocaba las fichas en montones una vez había terminado de colocarlas, por el momento parecía que la cantidad era correcta y que todo iba a poder darse sin ningún tipo de problemas, el quedarse en medio de la noche sin suficientes fichas podría ser un problema bastante gordo llegado el momento pero, por suerte, todo estaba en orden.
Michele.
Michele abrió sus ojos ante semejante aseveración y pregunta, la verdad es que ese chico tenía bastante razón pero no podía decirlo de forma abierta, ¿o quizás si? Era correcto que el chico pensaba igual, su pasado así lo había demostrado pero se estaba "rehabilitando" por llamarlo de alguna forma.
-Pues en mi vida me he saltado muchas normas, más de las que te podrías imaginar pero no todo es saltarse esas reglas, siempre debería de haber detrás un buen motivo, al menos ahora pienso eso gracias a nuestro jefe, él creyó en mi aun sabiendo mi pasado, algo que debo de agradecerle, no todos lo harían- eran palabras sencillas, después de todo a su punto de vista era esa la realidad, su jefe había confiado en él de tal manera que no había podido hacer otra cosa que rendirse, con su pasado ¿cuántos trabajos que merecieran la pena podría encontrar? Muy pocos, tendría que verse rebajado a hacer cualquier tipo de trabajo mal pagado y con unas condiciones infrahumanas por lo que estaba feliz -Eso si, que este agradecido no quiere decir que no acepte que de vez en cuando quiera saltarme las reglas y seguir lo que quiero hacer, todos en algún momento deseamos algo que esta prohibido, ¿no?. -
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Recolocó los ondulados mechones de cabello que aún osaban moverse despeinados sobre su rostro, luego, prestaba suma atención a aquel sugar daddy, parecía muy molesto acerca del caótico desorden que de por sí era el menor, es decir, Tobi no le enfadaba, pero sí las fichas en el suelo, las cosas manchadas... Detalles que el menor observaba en completo mutismo y lograban hacer del contrario alguien divertido. A diferencia del estudiante, el mayor no ocultaba sus claras emociones bajo una máscara de inexpresividad facial, sus gestos eran tan vívidos como tiernos a los ojos celestes de Tobías. O quizá simplemente era más serio y por ello la mínima diferencia hacía de su faz algo entretenido de ver. Entrelazó sus dedos tras su nuca, mirando hacia otra parte, ¿en qué estaba pensando? Se mordió el labio inferior y con fingido desinterés lo escuchó.
"No me debes nada".
Al principio, cuando las manos ajenas corrieron, según Tobías, al cuello de su camisa, éste último se alteró y trató de impedirlo, queriendo alejarlas y colocando sus palmas sobre las muñecas del hombre, sin embargo, poco a poco su resistencia se fue resquebrajando y la sorpresa en su rostro desinflándose, ¿Qué tenía de malo dejarle hacer? No parecía peligroso en lo más mínimo. Al ajustarle la camisa, un parche con el logo de su instituto se hacía visible en la parte superior diestra de la misma, revelando que era un menor de edad, y a Tobías se le subían los colores al rostro al ver revelado su secreto más grande en aquel establecimiento a un completo desconocido... En verdad quería que no se diera cuenta de aquello.
Los dedos finos que antes reposaban a cada lado de aquellas muñecas, ahora palparon el hematoma, infló los labios. Había sido muy divertido en el acto, pero ahora dolía, y el hinchazón no le gustaba.
—Hay que hacer algo con esto —estuvo de acuerdo, mirándolo.
Todavía no había realizado alguna acotación curiosa, y el moreno estaba ya lejos de él, perezosamente caminando hacia la barra. "Me pregunto cómo me compensarás". Tobías se sentó en el taburete junto a él. Apretó los labios y cruzó sus piernas, en una extraña posición que llamaba mucho la atención.
—Primero, me gustaría saber cómo te llamas... Antes de... Compensarte quiero decir. Llamarte "papá" es divertido, pero no creo que a ti o a los demás se lo parezca, ¿verdad? Yo soy Tobi —murmuró con una sonrisa zorruna en sus labios, ancha y blanca. Extendió la mano hacia el más alto y prosiguió—; Probablemente si me compras una bebida estaré en deuda contigo toda la vida... Si quieres puedo enseñarte a jugar al póker y no perder nunca, o a mentir en la ruleta... Quizá a entender los patrones de esas máquinas de allá —señaló el otro extremo de la sala. Sabía que estaba hablando mucho, pero la frialdad de aquel hombre, mezclada con su propia calidez le agradaba—. Tú eliges cómo, y yo estoy dispuesto a cualquier cosa. Rétame.SPOILER (click to view)Disculpad la demora, bellas personas ;-; Resulta que mi ordenador está roto, y escribir desde el móvil no es mi mayor fuerte, sostengo que manco de versatilidad. Btw, aquí va mi mejor esfuerzo. De nuevo, perdón por los diez días de retraso, tampoco es fácil retomarle el hilo al rol. Ojalá la Queen Arethusa. regrese<3. -
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Mientras acomodaba el cuello de la camisa, un delator logo se mostraba ante el empresario. Con suma cautela observo atentamente intentando recordar su procedencia… — "eso… ¿eso es de un instituto?"— Sin cambiar la expresión del rostro, miró al joven que parecía nervioso, sonrió sutilmente y siguió acomodándolo procurando cubrir nuevamente el logo.
Empezó a caminar tranquilamente pensando en lo sucedido, ese chico... ¿Era un menor de edad? O ¿Alguien con un fechite extraño? Sus pensamientos lo distrajeron por un instante haciendo que choque con un tipo —My apologize — se disculpo un peliblanco de presentable apariencia. Jacob mirándolo fijamente agacho un poco la cabeza y volvió a levantarla en señal de aprobación y antes de poder decir algo el tipo le guiño un ojo lo cual hizo que riera por lo absurdo de la situación.
— "Este día es realmente curioso…"— pensaba para si mismo mientras veía al niño acodarse en el taburete de una manera extraña.
—Primero, me gustaría saber cómo te llamas... Antes de... Compensarte quiero decir. Llamarte "papá" es divertido, pero no creo que a ti o a los demás se lo parezca, ¿verdad? Yo soy Tobi — dijo el joven sonriendo. ¿Tobi? ¿papá? No cabía duda que estaba en presencia de un crio, ademas su rostro lo reflejaba – D’angelo Jacob y si, por favor procura no volverme a decir así – exclamo mientras veía como el hinchazón iba creciendo de a poco.
—Probablemente si me compras una bebida estaré en deuda contigo toda la vida... — prosiguio <<tobi>> — Tranquilo, no pensaba hacerlo…— empezó a hablar en voz baja — Al fin de cuentas, a los menores no se les permite tomar bebidas alcohólicas...¿o si?— sonrió con picardía mientras pedía un gin tonic para él. Quería algo sin una presentación complicada y ese iba perfecto para la ocacion.
— Si quieres puedo enseñarte a jugar al póker y no perder nunca, o a mentir en la ruleta... Quizá a entender los patrones de esas máquinas de allá — Hablas mucho chico...— le dijo mientras recibía la bebida — Para ser sincero nunca me llamo la atención las maquinas de azar ¿la ruleta? No gracias… Lo único que se de póker es que con los pares te devuelven tu apuesta así que… ummm… — tomo un trago — tu hinchazón me molesta— le dijo volviendo a retomar su bebida pero esta vez abriendo un poco la boca para hacerse con uno de los hielos. Lo mantuvo un rato dentro, lamiéndolo para quitarle todo el alcohol presente y luego usando su pulgar e indice derecho retiro el hielo de su boca y lo acerco al joven —Toma, te ayudará a deshincharlo— Sonrió nuevamente intentando contener su risa, fácilmente podría haber pedido un vaso con hielo para Tobi pero una parte de él quería ver su expresión, por alguna extraña razón le resultaba bastante interesante.
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SPOILER (click to view)Sorpresa, volví para quedarme~
Siento haber desaparecido sin avisar.
Que estuviese acostumbrado a trabajar en lugares muy distintos a ese casino no implicaba que las cosas allí también fuesen tan distintas. Seguía recibiendo reprimendas de sus compañeros -a las que no haría caso, pues seguiría sin pasar por la puerto si eso lo retrasaría- coqueteos por parte de algunos clientes ante los que no podría responder tan abiertamente como querría por cierta norma, y faltas de respeto provenientes de estúpidos que se creían la gran cosa. Para servir. Él estaba allí para ganar dinero, ayudar y divertirse, no para servir a nadie.
Tomó el pedido de la fémina observando cómo su compañero al otro lado de la barra parecía estar en una agradable conversación con el que creía reconocer como un croupier al cual no le llegaba a poner nombre. Él aún no había entablado demasiadas conversaciones con los demás trabajadores, percances de llevar poco tiempo en el lugar. Sí se había al menos permitido bromear de vez en cuando con sus más cercanos, es decir, los que también se encargaban de cuidar el estómago y maltratar el hígado de los clientes.
Escuchar la sarcástica petición del hombre al que había atendido a penas unos instantes atrás le hizo fruncir el ceño. Se había burlado de él descaradamente. A veces odiaba su trabajo, ese que lo hacía ver como menos cuando sabía perfectamente que no era así. Por supuesto no era un estúpido y sabía perfectamente que no podía responder, por lo que sólo se acodó en la barra permitiéndose esperar a que Alex le diese el pedido.
—Ah~ Deberíamos cambiar puestos algún día, jefe, apuesto a que soy mucho mejor conversador que tú.—Comentó, nombrando de esa manera al otro sólo porque hacía un momento lo había reprendido. Les dedicó a ambos una brillante sonrisa tomando la bebida.—Te lo pasarías de maravilla, es encantador llevar de un lado para otro los pedidos a cretinos.—Se giró un poco para echar una rápida mirada al cretino en cuestión para verlo con un cuchillo clavado en la mesa y varios hombros armados a su alrededor. Las anaranjadas cejas se alzaron ante tal sorpresa. Y aún más se sorprendió al ver que el dueño del arma blanca y el cretine se abrazaban. Qué cojones.
Tomó el pedido observando qué sucedía entre los clientes con una mezcla de curiosidad y preocupación. Sabía que a ese lugar acudía gente importante y en varias ocasiones peligrosas, pero no esperaba que una situación así pudiese darse con tal naturalidad. Como fuese, podían darle infinitas escenas de ese estilo mientras las armas permaneciesenn lejos de su pecoso cuerpo.
Se encontraba ya en camino hacia la nueva mesa para dejar la bebida cuando recibió un nuevo pedido, igual de mal educado que el anterior. No le molestaba que lo llamase de esa forma, de hecho le habría gustado de habérselo llamado alguien que no se burlase de él tan descaradamente. Desearía poder contestarle, pero no quería iniciar una discusión y menos después de lo que acababa de ver, por lo que sólo dejó la bebida sobre la mesa sin mediar palabra y volvió a la barra.
Una vez el nuevo pedido listo se dirigió a la mesa y esta vez se permitió observar descaradamente al resto de hombres en ella. Le gustaban los rasgos exóticos, las pieles claras y los hombres adultos, así que ese poco común conjunto de personas le resultaba cuanto menos agradable de ver. No le importaría tener que visitar la mesa sin parar hasta que el casino cerrase.
—Sus bebidas. Espero las disfruten. Si tienen alguna reclamación o sólo deciden que quieren divertirse con algo distinto a estos juegos, pueden acudir a mí.—En realidad bromeaba más que otra cosa, aunque conversar con una persona atractiva de vez en cuando entre su agitado trabajo no estaría mal. Al dejar el último vaso sintió que su codo rozó algo por error. La primera bebida que había entregado. Continuó el movimiento de su brazo como si acaso no hubiese notado el roce y el líquido cayó. Si no podía responder ante el inexistente respeto del de cabello blanco al menos le molestaría un poco. Recolocó el vaso antes de que todo el contenido acabase derramado.—Mis disculpas. ¿Desea uno nuevo, señor?—Mientras hablaba, con una muy sutil burla en su tono, sacó el también anaranjado trapo que solía sujetar en las presillas del pantalón para momentos como ese y limpió lo poco que había quedado sobre la mesa. Lo rápido que lo hizo, al igual que la velocidad que había tenido para levantar de nuevo el vaso, le hicieron darse cuenta de que parecía todo un experto en esas cosas aburridas. Demasiado tiempo como camarero. Debería saber cómo ser crupier y cambiar de puesto en el casino, esos sí que tenían una labor divertida.. -
.SPOILER (click to view)ahora yo desapareci, disculpas, tuve un bloqueo
La presencia de aquellos hombres que podrían matarlo en cualquier momento, no le molestaba, al contrario estaba a gusto junto a ellos en un lugar como ese no se atreverían a atacarlo y ciertamente fuera de negocios son personajes similares, líderes, sanguinarios, fuertes y fríos.
-Sabes una cosa América... Italia y yo pensábamos en no atacarnos, dentro de este casino, nuestro enemistad empieza una vez fuera ¿Qué piensan ustedes dos?- aquel hombre de una belleza notable, con hermosos ojos turquesa, hablaba en un tono de voz tan sereno y delicado.
Estaban por seguir la conversación, pero aquel chico de cabello naranja hacía presencia trayendo consigo los tragos que pidió para cada hombre. Su voz era hermosa, si quitaba su carácter altanero, podría invitarlo a salir.
No esperaba esa insinuación por parte del chico a esos monstruos sanguinarios, pero terminó haciendole gracia aquello que provocó en sus compañeros de negocio, por excepción de India.
Sus bocas abiertas, asustados y especialmente por parte de Rusia, asqueado. -Que incómodo...- decía el hombre de mayor edad, Jake solo se limitó a reír. Sin embargo su risa se ahogó en el ruido de las máquinas y el hecho de que aquel chico había derramado su trago, que aparte de no ser nada barato y terminar en su traje igualmente, dejándolo en shock.
《Que valiente》
Se levantó del lugar y abrió su camisa. -Limpia apropiadamente... mocoso estaba molesto, era obvio, pero rápido cambió de parecer. -Mejor... por qué no vas a traer otro igual, sólo para eso estás aquí tomaba el vaso casi vacío. -Y llevate esto abotono su camisa y siguió en la platica.
-Por cierto mocoso... si vas a ofrecerte... por lo menos ofrece algo que valga la pena lo miraba de reojo, burlandose totalmente de él.
-Eso fue grosero... pero que se puede esperar de un salvaje Americano- la voz que resonaba era delicada y casi femenina, por la forma de hablar. Jake sólo necesitó la primera palabra para reconocer a la persona, sacó en cuchillo que siempre lleva en bolsa y fue directo a la garganta del hombre que estaba parado frente a él. Alto de cabellos largos y oscuros, rasgos asiáticos y piel de porcelana. -¡Maldito chino! era notable su odio hacia aquel hombre.SPOILER (click to view)creo vuelves a contestar Arethusa(?). -
Rui y Rei Kagene .
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SPOILER (click to view)me disculpo por desaparecer
Por un momento sonrió de manera cálida, Si, el muchacho de aspecto rudo por primera vez en mucho tiempo lo había hecho, aún así trató de disimularlo desviando su rostro a otra dirección. El recordar al hombre, que era dueño de todo aquel lugar, siempre podría sacar una sonrisa poco común en su rostro, puesto que esa persona fué la única que se había presentado a él cuando más lo necesitaba y con ello nuevas puertas pudieron abrirse ante sus ojos, lo más probable es que si no hubiera sido por él, Alexei estaría en algún ligar de mala muerte tratando de ganarse la vida y haciendo todo lo posible por cumplir sus sueños, ya que aunque no lo pareciera, Alexei tenía muchos sueños, sueños que serían difíciles de imaginar con un chico como resultaba ser la mayor parte de las veces.
Tras guardar todos aquellos recuerdos de su pasado, dirigió una mirada atenta a su compañero de ojos grises y una sonrisa llena con un deje de malicia y travesura se dibujó en su rostro, por un momento pensó en que el destino los había unido por alguna razón en específica y le resultaba interesante poder averiguar el desenlace de esta historia que apenas estaba por comenzar, pues había algo que este muchacho de apariencia rebelde podía afirmar de si mismo y era que el si creía que algunas cosas estaban escritas en el destino de las personas aunque la mayoría, se las podía cambiar al antojo de uno mismo.
-concuerdo, así que no te sorprenda si algún día te secuestro y nos escapamos de aquí por unas horas- rió sumamente bajo, lo decía en broma aunque, a decir verdad era una idea que realmente le tentaba desde hace un tiempo atrás. Sabía que era una locura y que tal vez podría ganarse un gran descuento de parte del jefe, quizás por eso es que no lo había hecho, en el fondo no quería causar problemas a una de las personas que eran importantes en su vida -es broma- terminó por contestar mirando como la gente comenzaba a llegar y con ello el casino empezaba a llenarse de gente.. -
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Una vez terminado el recuento de fichas, Aki suspiró aliviado hacia sus adentros, le resultaba agradable el hecho de que no faltara ni una sola ficha, después de todo no le gustaría tener problemas durante la realización de su trabajo, no era realmente bueno lidiando con ellos, y más aún porque la mayor parte de las veces el destino se las ingeniaba para que cosas como esas sucedan a la personas menos indicadas -experiencias de su anterior trabajo-
-muchas gracias por brindarme tu ayuda- se alejó un poco del muchacho e hizo una pequeña reverencia, herencia de su país natal, demostrando cuán agradecido estaba con su compañero.
-Prometo tratar de no meterme en problemas que no pueda manejar-
Algo era seguro, Aki siempre se metería en problemas, no por ser alguien realmente torpe, solamente que algunas decisiones que tomaba no salían como se esperaba y la mayoría de las veces terminaban de la forma menos esperada. Aún así, Akiyama jamás se arrepintió de ninguna decisión, puesto que para él, hacían su vida mucho más interesante.
Uno de los ejemplos que jamás olvidaría (y mucho menos su madre) sucedió cuando él tenía unos ocho años de edad, su padre le había pedido que se librara de una pequeña araña (según él, puesto que era una enorme tarántula) que habían capturado en la habitación de sus padres, el pequeño Akiyama se la llevó y la crió durante tres meses hasta que su madre casi se muere de un infarto al verle con ella en manos.
Muy a su pesar tuvo que liberarla en el jardín prometiendo que no volvería a adoptar más insectos sin el permiso de sus padres, cosa que jamás hizo caso (adoptó orugas, mariquitas, arañas, escarabajos, gatos y perros callejeros) sus padres jamás pudieron hacer nada contra el amor que su hijo tenía frente a la naturaleza.
O como cuándo intentó pintar un árbol de cerezos en su habitación y tuvo que quedarse con su habitación de color rosado durante un mes (sus padres a veces podían ser muy crueles)
-antes de que comiencen a llegar los clientes terminemos de contar tus fichas, no vaya a ser que te falte alguna y termines en un enorme problema- habló con tranquilidad con su semblante sereno..
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