Un enamorado detractor (Original)

Un joven que desprecia al amor se verá envuelto en las garras de sus propios sentimientos.

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  1. Heesu
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    yuto da~ ♥

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    Capítulo 2.

    El tiempo había pasado increíblemente rápido y Henry se había dejado llevar por él. En pocas semanas habían pasado muchas cosas. Cosas que en medio año no habían intervenido en la vida del chico de cabellos medio rojizo. Había salido como desquiciado, abandonando su hogar cada fin de semana –y de vez en cuando en medio de la semana–, saliendo temprano y llegando tarde, bebiendo como nunca lo había hecho. Cada sábado o cada domingo despertaba con resaca y se prometía a sí mismo no volver a beber tanto, y solo quedaba en eso, promesas que no cumpliría. Hasta llegó a sentirse hastiado de sí mismo y del ambiente, pero, ¿cómo había permitido que su tranquila y aburrida vida se viera envuelta en eso? Era culpa de él. Simplemente de él y de nadie más. Aquél chico que había conocido “por accidente”, David, no paraba de acercarse. Lo invitaba a bares, a comer, al cine, el teatro, lo que fuera; pero siempre terminaría bebiendo aunque fuera solo una gota. Y sí, aquella vez que fueron a donar dinero a la casa de ancianos también terminó en alcohol. Henry se estaba arrepintiendo de haber aceptado todas esas propuestas, pero simplemente no podía decirle que no a esos ojos celestes cual cielo. No podía rechazar una cara tan bonita. Sí, era débil.

    Un día después del trabajo, invitó a María a comer fuera. Quería comentarle todas esas cosas que había hecho con David, y encararle por traerle un pretendiente tan fuera de sí.

    — ¿De qué hablas? David nunca fue un pretendiente.
    María comentó tomando de inmediato un sorbo de café con leche, su favorito. Lo había dicho tan calmada, sin inmutarse ni por si acaso.
    La expresión del chico era fantástica.

    —Eh… ¿Qué dices? ¡Si me lo presentaste en tu casa!

    —Eso fue pura coincidencia, no estaba en mis planes presentarte a David por el hecho de que, bueno, te habrás dado cuenta que está completamente loco —comentaba entre risas pausadas—, y ya que a ti te gusta la tranquilidad —María levantó los hombros con expresión despreocupada—. Aunque te lo has pasado bastante bien, eh, campeón.

    María guiñó un ojo.

    ¿Cómo? Henry siempre pensó que David era un simple pretendiente, y siempre lo había tratado como tal, hasta intentó actuar “coquetamente” pues pensó que el objetivo de haberlo conocido era llegar a algo más. Y ahora resultaba que siempre fue “el amigo de su amiga”. Se sonrojó un poco al pensar en aquellas veces en las que actúo cursi contra su voluntad. Se tuvo que haber visto como un pervertido.

    —No necesitas contarme que han hecho, tu cara ya dice mucho —dijo María con una sonrisa bastante grande y una sonrisa insinuadora.

    Esa chica era tan delirante. Igual que David. Ahora comprendía por qué eran amigos, si era como la versión masculina de la chica, y eso, lamentablemente, incluía el lado “romántico”, porque no solo bastaba con la mujer de rizos largos, sino que ahora tenía a un hombre que rogaba ver obras románticas. Pero eso era un detalle, seguía siendo un hombre y le encantaba. No cortaría lazos con él, nada de eso.
    Henry miró su reloj de muñeca, y se dio cuenta que iba tarde a su “cita” con David.

    —Lo siento, María, debo irme. Le prometí a David ir al cine. Quería ver el estreno de una película con un nombre raro, creo que era francesa y-
    —Cómo mareas chico, solo ve, no quiero detalles de tu cita —sonrió maliciosa.
    —Ah… no-no es una cita —replicó queriendo parecer enojado, pero solo lograba verse como un chihuahua.
    —Como digas —María rodó los ojos—. Ya, ve…

    Henry asintió y salió a un ritmo acelerado en dirección al cine. Estaba un poco ansioso, hace un buen tiempo que no salía a disfrutar de un filme.
    Al final llegó y vio, entre la multitud, unos mechones negros y brillantes, era el cabello más obscuro que pasaba por ahí. Además lo notó por la altura, claro. Henry esbozó una sonrisa casta y caminó hacía él, el contrario había comprado los boletos y el pop corn. Solo faltaba entrar a la sala, y el menor así lo hizo confiando en que sería una gran película. Grave error.

    —Debes estar bromeando —comentó por lo bajo cuando las escenas románticas se hicieron presentes e inundaron la sala.

    —Shh, se está poniendo bueno —dijo David sospechosamente emocionado, un deje de ansiedad saltó de su boca.

    Henry intentó tranquilizarse y darse apoyo moral a sí mismo “Tú puedes soportarlo”, pero perdió completamente la cordura cuando las escenas empezaban a subir de tono. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¡Era una cinta pornográfica!

    —¡Debes estar bromeando! —repitió más fuerte, contrayéndose contra su asiento reclinable.

    Por el rabillo del ojo pudo notar la mirada de David. Era espeluznante, parecía un pervertido. Aunque ese chico le había invitado a ver una película erótica…, probablemente sí era un pervertido.
    Empezaba a alterarse, ahora sí que no quería estar ahí, hasta pensó en irse pero no podía, no quería dejar plantado a David, ¿pero tendría que soportar ver aquella cinta? Un escalofrío le recorrió toda la espalda. Salió de su ensoñación cuando llegaron a sus oídos los sutiles gemidos de la actriz, que llenaba la sala y resonaba de forma inevitable. Henry esquivó la mirada hacia sus piernas, miraría cualquier cosa, menos la gran pantalla que ocupaba su vista completa. Se sonrojó intensamente cuando los sonidos llegaban fuertemente. En parte quería levantar la vista, pero no podía. De vez en cuando miraba al frente, pero se arrepentía al instante.
    Cuando la película por fin había terminado, los chicos se detuvieron en la salida del cine. El menor no quiso dirigirle la mirada al más alto.

    —Bueno… adiós.

    —Espera, Henry —le llamó levemente— ¿Qué te pareció la película? —comentó tranquilamente, su tranquilidad ponía de los nervios al contrario.

    —David, me trajiste a ver una película porno, claro que no me gustó.

    El mayor sonrió.
    —Sabía que no te iba a gustar, de hecho ni siquiera miraste la pantalla.

    —Te-Te diste cuenta…

    —Por supuesto, era bastante obvio —Henry enrojeció—, pero… ¿te excitaste? —preguntó con descaro.

    — ¿P-Perdón?

    David se acercó peligrosamente, haciendo que el contrario retrocediera unos cuantos pasos y, cerca de su oído, preguntó:
    — ¿Quieres repetir lo que vimos?


    QUOTE
    Gracias HackIgnis, me alagas:/3. De verdad, muchísimas gracias por tu comentario!
    —vuelve a huir—.

     
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3 replies since 8/1/2016, 23:42   42 views
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